En el primer debate presidencial del lunes 26 por la noche, Hillary Clinton atacó a Donald Trump agarrándolo desprevenido cuando la ex Secretaria de Estado le recordó a Trump acerca de la ex Miss Universo que, después de ganar la corona en 1996 y subir un poco de peso, Trump degradó a la joven de 19 años al punto de hacerla practicar ejercicios frente a una legión de periodistas.
En aquél momento, Trump era el dueño del certamen de Miss Universo, y según Alicia Machado, él solía llamarla con nombres degradantes como Miss Cochinita y la Miss Sirvienta de Limpieza, una observación particularmente ofensiva ya que Machado es una latina y tiene un fuerte acento al hablar inglés.
Las opiniones del Sr. Trump hacia las mujeres han sido ampliamente documentadas. Presentándose en el programas de radio en repetidas ocasiones, mientras estaba entre matrimonios, para juzgar cuerpos de mujeres, y en un momento llegó a confirmar que a ellas no las respeta.
Adelantémonos 20 años y esa opinión sobre de las mujeres tratándolas como inferiores, como objetos sexuales para ser clasificados, piropeados o peor aún, ser públicamente avergonzadas por subir de peso, está destinada a convertirse en un tema principal de una campaña basada en las tendencias misóginas, intolerantes y racistas del candidato.
Según la señorita Machado, lo que le decía de pasada y en privado era mucho peor. Además de ponerle apodos también la llamaba gorda y fea.
Ahora que esto ha salido a la luz la campaña de Trump está a la defensiva, diciendo que no hay pruebas para confirmar las acusaciones de la señora Machado, a pesar de que Trump no negó ninguna de ellas durante el debate.
La razón porque este episodio es tan perjudicial para la campaña de Trump es porque se amplía la imagen de Trump como un jefe dominante y abusivo, un hombre que devalúa a las mujeres y las utiliza para su propio beneficio. Esto le va a costar apoyo entre las mujeres blancas con educación universitaria, que pueden tener un papel clave en la determinación del resultado final de estas elecciones.
También le continuará costando apoyo entre los latinos, que encuentran este episodio abrumadoramente ofensivo.
Por más que la campaña de Trump quiera desacreditar a Alicia Machado, ella es muy bien conocida, querida y tiene muchos seguidores. Desde que la historia salió a la luz, ha sido el reportaje principal en todas las estaciones de televisión y radio en español en todo el país. Esa es una gran cantidad de votantes latinos viendo y escuchando.
Si Trump está contando con que esta historia desaparezca por sí misma, pues no va a desaparecer. Ahora, con 39 años de edad, Alicia Machado está lista para hablar, luchar e instar a otros latinos, mujeres y a todos los estadounidenses que alguna vez se han sentido intimidados y menospreciados a que alcen su voz a través del voto.
Todos debemos hacer lo mismo. Así es como nos desharemos de Trump el agresor. ¡Sí se puede!
You can find the original article on The Washington Hispanic
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